¿Qué es y qué no es el lenguaje inclusivo? El lenguaje inclusivo no es poner todo en femenino, ni cambiar cada o por una a. Tampoco es duplicar —no es duplicar porque no es lo mismo— continuamente.

El masculino genérico es una decisión que tomaron un montón de hombres, sin mujeres, en un tiempo en el que las mujeres tenían prácticamente prohibido el acceso a la formación y carecían de voz y voto, y no en sentido figurado, sino literal.

Tenemos una lengua, la española, herida de sexismo. Hay quienes se atrincheran pidiendo que la dejen como está. Quizás han olvidado cómo las lenguas que no se adaptan a las sociedades que las hablan se fosilizan y mueren. Por eso tenemos al español, aún, vivito y coleando y al latín más tieso que la mojama.

Con Cómo hablar con lenguaje incluiso, y punto queremos ir más allá y hablar de inclusión a través del lenguaje o de comunicación inclusiva. La comunicación inclusiva es una forma de tener en cuenta dónde están los hombres y dónde las mujeres y sus particularidades —de etnia, edad, origen, funcionalidades clase social y otras— cuando nos estamos comunicando de forma oral, escrita o no verbal (corporal, gestual…). Implica ser conscientes de qué nombramos, cuánto y cómo lo hacemos, y también ser conscientes de aquello que no nombramos y por qué lo hacemos.

Y, como no hay mejor manera de aprender que practicando, el curso Cómo hablar con lenguaje inclusivo, y punto está basado en ejemplos cotidianos que vemos a diario en los medios de comunicación y en las redes, actualizados y fáciles de enteder para poder empezar a usar un lenguaje inclusivo desde el primer día.

Si has leído Ni por favor ni por favora, (o Mujer tenías que ser, o Punto en boca) de María Martín, sabrás de lo que te estamos hablando. Si no lo has leído, vas a querer hacerlo después de este curso.